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NIETOS Y ABUELAS EN FILAB

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Abuelas, nietos y nietas compartieron en la FILAB un encuentro que recordó que la memoria no se hereda: se construye. Cada historia contada, cada identidad recuperada, vuelve a encender esa promesa colectiva del Nunca Más.


Por: Ivana Casas | Fotografía: Jose Cabrera


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Desde las primeras ediciones de la Feria Internacional del Libro de Almirante Brown (FILAB), la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo ha sido una presencia constante: símbolo de encuentro entre la sociedad y la memoria. Este año, además de volver a estar presentes, tuvieron por primera vez un stand propio y tres auditorios repletos durante la presentación del libro de Daniel Santucho Navajas, nieto restituido Nº 133.


Su testimonio en primera persona, ante cientos de jóvenes, estudiantes y docentes, fue transformador. Contó cómo fue recuperar su identidad, reencontrarse con su familia —que nunca dejó de buscarlo— y enfrentar a sus apropiadores, en un proceso tan necesario como doloroso. En una de esas charlas, lo presentó su primo, el periodista Diego Genoud, quien acompañó con palabras y silencios la emoción colectiva.


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“Recuperar la identidad es volver a nombrarse. Y eso cambia todo”.

Otra presencia infaltable fue la del periodista y abogado de derechos humanos Pablo Llonto, quien presentó su libro El juicio que no se vio. Con su mirada comprometida, explicó cuánto falta aún por juzgar: muchos de los crímenes pendientes involucran a quienes hicieron la colimba o combatieron en la guerra de Malvinas.


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Hoy son pocas las Abuelas y Madres que aún viven —y menos las que pueden trasladarse—, pero su legado se multiplica. Los nietos y nietas recuperados, hoy adultos de entre 45 y 50 años, sostienen la lucha junto a nuevas generaciones que eligen involucrarse en la búsqueda de la verdad y la defensa de la memoria.


El stand de Abuelas, ubicado en la carpa central, fue uno de los espacios más visitados de esta edición.Allí se pudo colaborar con la Campaña por los 48 años del organismo y el Mes de la Identidad, a través de donaciones, suscripciones o la compra de productos solidarios: remeras, tazas, pines y libretas, todo destinado a seguir financiando la búsqueda. “Una suscripción mensual de 4800 pesos es ideal porque permite cierta previsibilidad financiera”, explicó Clarisa Veiga, referente de la organización.


 “La memoria no es pasado: es una tarea cotidiana”.

En tiempos en que los ejes de Memoria, Verdad y Justicia dejaron de ser políticas de Estado y sufren ataques constantes de sectores antidemocráticos, la presencia de Abuelas en la FILAB cobra aún más valor.Aún hay mucho por hacer: solo se han restituido 140 identidades de casi 500. Por eso, la lucha sigue.


Los testimonios lo demuestran: la memoria está viva, necesaria, urgente. Y mantenerla en movimiento es tarea de todos y todas. Porque solo así —en cada encuentro, en cada historia recuperada— el Nunca Más sigue siendo una promesa activa.



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